viernes, octubre 20, 2006

Las mujere tenemos curvas

Las mujeres reales tenemos curvas. No somos esas flacas y anoréxicas escobas en las que nos quieren convertir a fuerza de ofrecernos cosas raras en los medios de comunicación. Cosas raras: los vestidos que llevan puestos las modelos en la mayor parte de pasarelas del mundo. Jamás he visto a una mujer de carne y hueso --es decir, real-- vestir esos sueños mojados de los diseñadores: telas transparentes, o metálicas, o boas improbables que se arrastran por el suelo. De todas maneras, esos adminículos, que no pueden ser llamados de otra manera, se ajustan al cuerpo de la modelo con tape y con alfileres, solo que esa parte del show no se le explica a los asistentes ni a quienes ven las fotos en los diarios más tarde.

Cosa rarísima: el modo de caminar de las modelos, poniendo un pie delante del otro con el consiguiente bamboleo de las caderas. Si las mujeres --o los hombres, que también han sido convertidos en objeto-- camináramos así, los ortopedistas estarían entre los médicos mejor pagados del mundo: articulaciones desencajadas, tobillos torcidos, huesos rotos por las caídas, etcétera.

Ya no raro sino peligroso: la cantidad de drogas ilegales que consumen las mujeres para paliar el hambre y poder vivir de cuatro hojitas de lechuga y un vaso de agua mineral. Cosa insana: las drogas en forma de cápsulas, comprimidos o gel --a veces supositorios-- que las mujeres tienen en casa para expeler cualquier alimento que hayan metido en la boca y que les va a hacer aumentar algunas onzas. Cuando las drogas que provocan diarrea se mezclan con los diuréticos el peligro se acentúa a grados perversos.

Después de unas décadas de sana aceptación de cuerpo y esencia femeninos, que hay que agradecer al feminismo, a los niños de las flores y a la revolución sexual, por ahí por los años ochenta, con el ascenso de los yuppies y del dinero como dios esencial, se reprodujeron las robots que usaban vestiditos negros cortos y ajustados. Pero en los noventa el asunto cobró características nunca vistas y en consecuencia, una gran cantidad de las mujeres en el mundo occidental comenzó a vivir entre una inseguridad casi esencial por el miedo a ser espantosas y el hambre.

La anorexia, la bulimia y la depresión cundieron. Y la descalcificación, la desnutrición y los problemas de salud por una alimentación insuficiente florecieron justamente en la parte del mundo donde hay suficientes alimentos. Los esqueletos ambulantes caminan por las calles al lado de los corpachones gelatinosos de los adictos a las grasas y al azúcar.

El mercado, que es la forma políticamente correcta de llamar al capitalismo, se ha beneficiado con la venta de todos los productos cosméticos o no, para ser o parecer flaca. También se ha llenado los bolsillos con la venta de hamburguesas, pasteles, dulces y gaseosas.

Pero las mujeres no somos ni hemos sido nunca palillos de dientes ni toneles de grasa. Sería interesante reflexionar en lo que somos y lo que necesitamos comer y hacer para estar sanas y felices. Otro día hablaremos de las cirugías plásticas innecesarias que también han hecho muy ricos a los médicos que cortan y pinchan, rellenan y tasajean a las víctimas del mercado y de la publicidad.

6 Comments:

Blogger lu! said...

El mercado se esta comiendo a los jovenes, ha de ser causa de su cerebro empacado y sin estrenar!
no hablo de todos, pero la mayoria pretende falsa felicidad queriendo ser como alguien más.

3:15 p. m.  
Blogger Pedro J. Sabalete Gil said...

Pocas cosas tan frívolas como el mundo de la moda y todo lo que la rodea.
Saludos.

7:46 a. m.  
Blogger Unknown said...

Según Paz, la búsqueda del amor es una forma de palear la soledad. Y la soledad nos da miedo, porque es ella la que nos habla de la muerte y de nuestra corta existencia. Pero mire la paradoja: estamos dispuestas a morirnos, con tal de no estar solas... De ahí la necesidad de parecer atractivas. Hasta miedos nuevos nos han hecho comprar hoy día. Y los pagamos con gusto.

9:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bien dicho... pero, las mujeres también son las culpables. Empezando con mi esposa, que comparte la mismas ideas, pero a la hora de elegir, siempre sueña con prendas o perfumes de las mismas marcas que hacen de sus pasarelas auténticos desfiles a la Etiopía.

¿Y qué decir de las cirugías? A mi esposa la considero inteligente, pero todo acba cuando me "sugiere" considerar alguna cirugía plástica y la solución es simple: ¡el cirujano o yo!

Hace una semana Time publico un ensayo en su última página al respecto de un desfile de modas en Madrid donde se prohibía desfilar a modelos abajo de cierto límite de peso. Se analizaba no sólo lo que sucede, sino el porqué.

Y como dijo vanessa aquí arriba.. las mismas mujeres con curvas, lo pagan con gusto.

10:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bien dicho... pero, las mujeres también son las culpables. Empezando con mi esposa, que comparte la mismas ideas, pero a la hora de elegir, siempre sueña con prendas o perfumes de las mismas marcas que hacen de sus pasarelas auténticos desfiles a la Etiopía.

¿Y qué decir de las cirugías? A mi esposa la considero inteligente, pero todo acba cuando me "sugiere" considerar alguna cirugía plástica y la solución es simple: ¡el cirujano o yo!

Hace una semana Time publico un ensayo en su última página al respecto de un desfile de modas en Madrid donde se prohibía desfilar a modelos abajo de cierto límite de peso. Se analizaba no sólo lo que sucede, sino el porqué.

Y como dijo vanessa aquí arriba.. las mismas mujeres con curvas, lo pagan con gusto.

10:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

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3:11 a. m.  

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